Los objetivos empresariales son necesarios en cualquier empresa, se trata de los resultados que una empresa pretende alcanzar, o situaciones hacia donde ésta pretende llegar. Por este motivo, los objetivos empresariales son necesarios para el éxito de una empresa y sirven como fuente de motivación para todos los miembros de la misma. En definitiva, los objetivos permiten a la empresa saber hacia dónde quiere ir y ayudar a diseñar planes estratégicos.
Los objetivos tienen que ser medibles, es decir, deben ser ser cuantitativos y estar ligados a un límite de tiempo. Un ejemplo sería de objetivo medible sería “aumentar las ventas de un producto un 10% en el plazo de un mes”, por lo contrario, no sería un buen objetivo “aumentar las ventas”, en general.
Además de medibles también tienen que ser objetivos claros. Deben tener una definición clara, entendible y precisa y no dar lugar a confusiones. Además, cuantos menos márgenes de interpretación se dejen y más definidos estén los objetivos, mejor será. También es recomendable que sean posibles de alcanzar. Esto quiere decir que sean unos objetivos que estén dentro de las posibilidades de la empresa (hay que tener en cuenta los recursos humanos, financieros, tecnológicos…de la empresa).
Al igual que ser alcanzables, los objetivos también tienen que ser realistas. Hay que tener en cuenta las condiciones y circunstancias del entorno donde se pretenden cumplir el objetivo. Por supuesto, uno de los puntos más importantes es que el objetivo empresarial sea coherente y esté alineado con otros objetivos que ya estén planteados, con la visión, la misión, las políticas, la cultura organizacional y los valores de la empresa.
En cuanto a los tipos de objetivos empresariales que se pueden dar hay dos: generales y específicos. Los objetivos generales objetivos generales son por ejemplo la visión de la empresa, el cual sería el objetivo general que persigue una empresa. También pueden ser objetivos generales: ampliar la plantilla, ser líder del mercado, tener mayor rentabilidad, aumentar las ventas, etc.
Los objetivos específicos necesarios para lograr los objetivos generales y están expresados en cantidad y tiempo. Son objetivos específicos: aumentar las ventas un 10% ese mes, abrir 3 sedes nuevas en un año, contratar a cinco personas, etc.
Si se clasifican según el alcance en el tiempo, los objetivos pueden ser objetivos de largo plazo (estratégicos). Son objetivos a nivel de la organización y sirven para definir el rumbo de la empresa. Suelen planearse y llevarse a cabo en un periodo de cinco años como máximo y tres como mínimo.
Hablamos de objetivos a medio plazo (tácticos) cuando el periodo de actuación uno a tres años. Estos objetivos son a nivel de departamentos y se establecen en función de los anteriores.
Por último los objetivos a corto plazo. Se hacen para un plazo no mayor de un año y son objetivos a nivel de operaciones que se establecen en función de los objetivos tácticos.
Es recomendable establecer objetivos generales siempre y cuando éstos sirvan de referencia para establecer objetivos específicos. No se deben marcar solamente objetivos generales porque pueden generar confusión y falta de conciencia de hacia dónde realmente se quiere llegar. Además, los objetivos empresariales no deben ser estáticos, se debe tener la suficiente flexibilidad como para poder adaptarlos a los cambios inesperados. Es importante que los objetivos sean conocidos por todos los niveles de la empresa y también establecer prioridades de manera que se puedan cumplir los objetivos en orden de importancia.